Después de las dos Guerras Mundiales que se produjeron en el siglo XX, la filosofía se replantea nuevamente su razón de ser.
Esta corriente desdeña toda teoría abstracta referente a una realidad objetiva, independiente del ser humano, y centra su atención en la existencia individual, en el hombre concreto que vive en relación con el mundo, esto es, con las cosas y con los hombres.
La filosofía existencialista considera al hombre como el punto de referencia de todas las relaciones que conforman el mundo; así mismo, el hombre es producto de su propia y absoluta libertad, por lo que debe asumir la responsabilidad por todo lo que ha hecho.
Los temas principales que aborda el existencialismo giran en torno a la muerte, la inmortalidad, la angustia y la libertad; sus principales representantes son Kierkegaard, Sartre y Unamuno.